4.24.2012

Mientras duermen los leones

Esta carta entre mis manos,
que no tengo si quiera,
apretando mis labios contra su nombre,
que no existe si quiera
terminada,
si quiera,
como vestido de noche,
como copa y telefono,
caja de cigarros y gramatica,
bien escrita una oración,
la Biblia que nadie cree que sostengo entre mis manos,
un vuelo de Paris a Chicago,
las lineas de una prosa que soy incapáz de poner toda junta,
de vecinos,  te juro madre los odio
de padres de familia, te juro padre los odio,
de levantar los brazos al cielo y gritar aleluya!
de querer contar algo que te crece en la garganta cuando estas crudo
que va y que viene,
bizcoso,
y no sabroso,
haciendote creer que es parte tuya hasta que visitas el doctor,
te pide que dejes de recordar,
que dejes de vivir en tu cama,
que dejes de fantasear con tu enfermera,
con su enfermedad,
que es tu enfermedad,
que eres un cerdo,
que vales verga,
con tu culpa,
los cables,
los alambres,
de un templo,
un paraiso,
y todo terminado,
desde tus uñas,
de tus dedos que no son para nada tuyos,
todos tuyos,
lesbianos,
tras las bellezas de nuestra pequeña,
estupida,
pero pequeña gran ciudad,
mis terapias,
de gitano,
de criminal,
de noctambulo,
del norte al sur,
mientras mis premoniciones,
mis visiones para nada mezquinas,
van a dar de bruces en tus parpados,
y ¿como pues os he ofendido?
desdobla tus brazos tiernos a mi alrededor,
a mi,
roedor,
que soy complot,
nada hombre que fui una vez,
nada sed,
sospecha pura,
enemigo y destino,
¿como pues os he ofendido?
dobla tus brazos tiernos a mi alrededor,
mientras duermen los leones.

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