11.28.2005

Cazador del aleteo de las mariposas.

Algún día voy a ser añguien, Travis dixit. Pero pensandolo bien no quiero ser alguien, ni un don nadie, ni un don yo. A mi lo que me interesa es ir recortando historias de la gente que conozco, y de la que no conozco también, aunque los conozco a todos, aun no se como. Y pegarlas en un corcho, dentro de un closet marron, donde se pueda leer lo que el mundo ha querido esconder en maizes dorados, o rosas. Lo que hay detras de cada movimiento del viento, lo que existe mas allá de una mirada, de un sentimiento. Quiero ir descociendo las bocas que no eran mudas, despegando los parpados de las pupilas que no eran ciegas, ir cantando los himnos de los que no eran sordos y prefirieron callar. Desdoblare mis pergaminos amarillentos y malolientes, para leer en voz alta lo que escribí en ora vida, cuando fui niño, de cuando fui mujer y reina. Ahora que soy besia voy a ir tirando mis naipes desesperadamente hasta perder todas mis fichas, las amarillas, las rojas, las azules, las violetas... Ni si quiera voy a romper cadenas, solo las voy a cambiar por unas que sean mas elasicas, de alto alcanze.
Hablar de mi me aburre, hablar de otros en mi... eso es lo divertido. Yo en otros. Convertido en aire o en humo. No quiero ir por ahí ondeando banderas, ni cargando esandartes, prefiero el calor de mis bolsillos sobre mis manos, y un pitillo en la boca, con los hombros levantados y las alas ocultas bajo un saco negro.
Ire entregando volantes que anuncien mi despedida, el día que me quede solo, solo yo con mi vida.
Yo no quiero ser alguien algún día, yo solo pido un día para intentar ser alguien.

Nicotina. Mi T.V.

Hace ya tiempo que no me asomo a ala ventana que no da a ningun lado. Esa ventana que viene revelando tantos rostros, todos tan palidos sin importar el color de la piel. Bola de cristal de cuaro esquinas llenando de información las cabezas que a su vez se van vaciando de conocimiento, eterno titular de noticias, anestecia masiva.
Aun recuerdo aquel joven que me decía: "El tabaco que te fumas es la muerte mas cara que has podido escoger, la mas tonta que ha inventado el hombre." Y ahora que lo pienso mejor creo que tiene razón, mata mas un cenicer lleno, que un pago por evento.

11.16.2005

Creo que estoy enfermo.


Debe ser el maltiempo o seguro ek hecho de que amanezca demasiado temprano, e igual anochesca. Quiza cualquiera de los pretextos que me encuentre no sera bastante para mirarme al espejo y poder decirme con fervor que estoy deslindado de toda culp, todavía a veces merezco morir por un par de cosas que siempre olvido, y que seguro no debiera. Hoy ya no estoy de humor para mis bromas, ¿Y eso a quien le importa un coño? El unico que tiene que andar soportandome todo el día, soy yo mismo, y unos cuantos mas. Me libero deliberadamente cuando nadie me ve, y me gusta pensar que asi soy, y que de vez en cuando asi eres tu tambien, y se te olvida, y a mi tambien. Me gusta pensar que la gente se dedica a ir por la vida haciendome juicios cuando en realidad apenas se dan cuenta de que muevo el aire con mis pasos. Este estado de animo me deja como palido ante todo lo que no soy yo, sino que soy yo en otros ¿Me explico? Eso me imaginaba, mas claro que el humo ¿Cierto? Siempre me ha gustado ser reiteratvio, siempre me ha gustado que no me escuche nadie y de vez en cuando nunca hablar de nada.

11.15.2005

Me va a perdonar ud...la cara de Estupido

Caminaba yo, con un cigarro, previamente encendido, en la mano derecha, el café en la otra y un libro de titulo extraño bajo el brazo. Caminaba por López Mateos y cavilaba acerca de amarrarme el pelo o no hacerlo. Pudo haber sido una decisión importante, pues de cualquier manera todo el mundo sabe que de traer húmedo el cabello si uno se lo amarra es peligroso para la salud de este, en fin. Seguía yo parado en el camellon y decidí por instinto cruzar la calle, como la gente normal ¿No? Y fue entonces cuando la cuestión capilar perdió por completo toda su importancia, junto con las demás cosas, incluyendo la ruta 59 que amenazaba con desarmarme el cráneo, y todo fue segundo plano y extras, accidentes del momento. La vi a ella parada en el camellon, que quedaba justo frente a la banqueta por la cual pasaba yo, caminante a un lado.
11 meses, 13 días, 10 horas y 37 minutos sin verla, y de repente así, como de la niebla, aparece con su característica despreocupación. Paradita sobre sus delicados talones, vestida con una blusita verde, princesa escarlata. Algo en lo que no me detuve mucho cargaba sobre su mano izquierda. El viento, el rápido y feroz pasar de los autos, hacían de su cabello amarrado, un ramo de plumas rojizas con pinceladas doradas, lanzadas desde el pincel de un ángel.
Pero el espectáculo no es mas sensacional sino hasta que su distraída y semiperfecta figura comienza a contonearse en dirección a mis pasos, empieza a abrirse camino entre los coches, y el delicado, cadente y seductor movimiento de su cabello podía verse el reflejo de mi carota de animal, resultado de la imperfección de mis cálculos. Puesto que, yo sabía de antemano que paso por su colegio todos los días y mas de alguna vez sabía que podía encontrarla por ahí, pero nunca se me había ocurrido planear que hacer para ese día, menos si trajese yo el pelo suelto y húmedo.
En fin, me dedique a admirar toda aquel gesto de amabilidad que me brindaba en un saludo, y yo correspondí con una cara que mas de extrañeza, era digna de un imbecil. Pero no cualquier imbecil, si no, un imbecil que parecía haber encontrado un manantial de café en Siberia, o algo mas complicado que eso, uno que parecía creer en papá Noel. Yo, con todo y mi carota, seguí sin parar, porque encontré dos motivos para hacerlo: el primero que era tarde y seguro tendría ella clase y el segundo no me dio tiempo ni de pensarlo, así que camine sin hacer ningún reparo, con el corazón a todo galope, tremenda furia, ironía, -¡Regresa!- me decía dándome ánimos pero no le encontré ningún sentido, cuando voltee de nuevo atrás y ella me miraba como extrañada también. Acto seguido inhale con fuerza la boquilla del cigarro, me reprobé fuertemente con la cabeza girándola horizontalmente y casi tan agachado, mas a manera de penitencia que nada. Cuando por segunda ocasión, aun sin detenerme un solo momento (Quizá hasta caminando con mas velocidad), mire hacia atrás, ya no había nada, se había ido todo, y lo poco que esto significaba para mi.
No fue sino hasta entonces que me detuve, con el cabello sobre la cara, el cigarro desvaneciéndose entre mis dedos, el café escurriéndose, llorando sobre mi muñeca. ¿Y mi muñeca? ¿Donde estaba ahora la única muñeca que entonces me importaba? No era precisamente la que ardía con el café encima. Se había escapado entre los bloques de concreto, o que se yo, se habría elevado al cielo extendiendo sus alas sin miedo.
Enfadado conmigo mismo, seguí cantando enganchado a ti tema que venía entonando desde que salí de mi casa, e intente descifrar el difícil acertijo, sería acaso mi día de suerte, pues acababa de pasar algo que no todos los días, el encuentro inesperado con mi felina, exiliadora, mariposa abusadora y knockeadora favorita. Pero por otro lado mi estúpida actitud poco madura, miserable, insignificante, que solo vendría a mostrar lo poco que he cambiado desde la ultima vez que me vio. No sería hasta después que lo entendiese yo, el fin del mundo, y de mi dignidad con él, estaba cerca y no había mucho que yo pudiera hacer, seguí caminando después de un breve reflexionar acerca de mi inexplicable y absurda conducta. Pido sinceras disculpas por mi cara de estúpido, y por muchas otras cosas de las que debería pedir disculpas también, pero que hoy no están a flote, -Hoy aprendí que los malos días pueden comenzar con imágenes tan preciosas- seguí caminando mientras planeaba escribir esta carta, y se derramo mi café por completo...

11.10.2005

A mi querida Pocahontas

La noche que Pocahontas colgó a Capitan Smith se escuchó un blues. Aun no se sabe si fue Zappa, Waits o el mismo Elvis, quien mucitó zollosante en el fondo de un bar del nuevo mundo, mientras la sangre del capitan se coagulaba en sus arterias apretadas contra la cuerda, mientras sonreía estupidamente sin dejar de ver en las manos de la salvajemente hermosa Pocahontas las manchas de sangre, vestigios de vida restantes al valiente y civilizado colonizador de corazones.
La noche que Pocahontas colgó a Capitan Smith no hubó carne para la cena, con todo y eso, pocas ramas serían capaces de soportar el bien armado cuerpo del guerrero (Sobre todo con los 600 grms. de opio que acababa de fumar en sucesion a su mujer), pero despues de una larga y minuciosa busqueda encontró en un sauce la fuerza que necesitaba. Y aun no sabemos si quien cantaba el blues fumaba o no, pues con ese dato podríamos descartar a uno de los nominados, pero no es asi. Y el sedado cerebro del hombre de la melena rubia no supó discernir entre un sauce, un roble o un caballo. Ni supo como fue arrastrado entre la maleza, mientras boca arriba iba viendo las estrellas y sus turbulento caminar en el firmamento. "¡(¿O un Sax?)!" Ni siquiera recuerda cuando en su frotar de cabeza contra el cesped y el fango, una roca de considerable tamaño le hizo caer en cuenta, que lo asteroides estaban justo bajo su nuca.
La noche que Pocahontas colgó a Capitan Smith la canción retumbo en Lousianna, Georgia, New Orleans, y Distrito Federal ¡Y ni siquiera sabemos si lleva un solo de Sax el bendito blues. Y aun asi al llegar al lodoso lugar donde sería ejecutado el jinete blanco, del corcel gris, de la tierra negra, encontraron desierta la noche y afrodisiaco el olor de la niebla a media noche, e hicieron el amor. El colonizador se había regozigado de tener nuevas tierras en otros vientres, tan salvajes como su primer amor, que curiosamente era de piel blanca y de un mundo viejo. Hacía tiempo que el explorador hispano conquistaba otros labios y galopaba otras miradas, sin saber que ya había alguien que sabía algo que el sabía mas no quería que nadie que no fuera él jamas llegase a saber. El colonizador y sus trece colonias, extendido verticalmente, a exactos noventa grados del suelo, con sus maltratadas botas colgando silenciosamente de los pies mientras un piano hace lo suyo de notas menores, y el incognito raptor de noches bohemias, soltando algun alarido gurutal mientras rompe con la armonía provocada del gotear de lagrimas sobre el lodo de la trizte Pocahontas.
La noche que Pocahontas colgó al Capitan Smith no se vieron llover flechas, ni se incendiaron fogatas, fue solo un poco de hierba, algo de blues, una pisca de rencor salpicada de sangre y la incineración del bastardo amor que les unía, una imensa melodía. El aullar de los lobos guardo silencio al bar que corono el espectaculo en la tarima, quizas un bajo y un piano solamente, se anunciaba abajo de un letrero de cerveza americana, que encendía y apagaba sus luces. Asi palpitaron las estrellas en el reflejo que los cristalinos ojos de Pocahontas dejaron escapar al ver a su amante tendido al intermperie, algo le hacía creer que volvería, algo le hacía creer que aún se despertaría para decir que en bastantes ocasiones se había en contrado con problemas mas grandes que ese, pero que justo ahora no lo recordaba. Y guardó silencio sepulcral para ver si quiera si lo murmuraba para sus adentros, pero el unico sonido que dejo escapar el navegane fue el tronar de su cuello.
La noche que Pocahontas colgó al Capitan Smith nadie brindo con whisky, ni con ron. Solo se asomo la bandada de lobos, y las lechuzas grises volaron hasta la orilla del rio, donde entonaron una pieza que curiosamente le iba muy bien al añejo blues. Nadie, excepto, tu y el beso de las mariposas posandose en el cuerpo muerto del capitan. Nadie, ni caballos, ni galope, ni la luna nueva escondiendose detras de la colina, ni los rezos de una luciernaga ruidosa entre los ojos del maloliente y frio Capitan Smith. Pero se oyeron dolientes llantos al amanecer. Al amanecer habitó el iracundo fantasma del pecado en la vieja aldea y se colmo de muerte, y se vacio las manos y recorrio los pastizales benditos con los brasos abiertos, extendidos.
Al amanecer lloro el mundo, el viejo y el nuevo, que lloraron juntos al ver amarrada a un soga, la muerta princesa colgada de un roble, con el cuerpo intancto y todavia oliendo a perfume, bañada en lagrimas, muerta tambien de profundo dolor. ¿y el blues cayó, y calló? El blues aun se oye de vez en cuando en el vientre de Pocahontas.

11.07.2005

Balbuceando porque soy mudo.

A veces me olvido de no cerrar los ojos cuando camino, y no me preocupan los autobuses, ni los postes de luz, ni si quiera tomo en cuenta las descuidadas y sucias alcantarillas. De repente pretendo pensar que no existe la gente, y que la poca que existe no dice incoherencias, ni escupe estupideces.
A veces me olvido tambien de no pensarlo todo cuando camino, y me pregunto distancias, y me pregunto si existe la verdadera felicidad y tambien si la vida me encuentra tan divertido como yo a ella, o si acaso era un vidrio, una piedra o una corcholata lo que voy pisando.
A veces me olvido de no cerrar los ojos cuando camino y me voy tropezando, y me tropiezo con piedras, con latas o bachichas de cigarros, todo esta bien mientras no caigo, todo esta en paz mientras no hunda mi boca seca en el suelo. Me tropiezo con gente y la cosa empeora porque mi humor y sus idioteces lo permiten, porque me escupen y me avientan piedras, me maldicen y me juzgan, quiza sea porque mate a sus padres, quiza sea porque antes de caer los arrastre con migo y los hice complices de un crimen perfecto en el que el unico beneficio fue para mi y mi garganta.
A veces me olvido de no cerrar los ojos cuando escribo, y me voy deslizando sobre el papel mientras me transformo en oro negro, escupido desde el everest menguante de una bic, y sacrificio del papel, y vuelvo lineas todo el ruido que mi caida traia consigo, y vuelvo versos toda la sangre derramada en el suelo y todas las lagrimas que volcaron mis ojos ciegos.
A veces me olvido de no cerrar los ojos cuando camino y una vez en el suelo la gente me pisa y rompe la espalda.
A veces me olvido de no cerrar los ojos cuando te miro, y te ves tan distante cuando apenas y te escucho con mis sordo oido izquierdo, y te siento tan cerca cuando te agachas al suelo a tomar mi purpurea mano derecha y me susurras al oido que me levante, que viene el tren, que no sea tonto. Y me repites que mas vale tarde que a veces. Y yo te tomo de la muñeca, te ensucio y beso, y te marco el paso.
Pero antes de dar cualquier paso, te postras ante mis pies, a mis zapatos sucios le escurren las telas y las agujetas, tu delicadamente me haces un nudo con tus delicadas espigas que fungen como dedos, haces en mi zapato... haces un nudo ciego.
En mi siguiente paso juro ya no olvidarlo, juro abrir mis ojos, juro seguir andando, caminar de la mano de un mudo, arrastrado por el violin de un sordo, guiado por el milagro de la emigración de los patos o por el aleteo de las mariposas, seguir tropezando, eso seguro, pero que sigas ahi que yo en el suelo y que te siga prometiendo hasta que se seque mi boca o sangre mi garganta. Prometo cada paso llevar los ojos bien abiertos, a pesar de que sea en vano, eso no importa, no mas, desde que llevo en los ojos un nudo ciego.

11.04.2005

El desolado camino del suicidio

De repente, pasadas las diez,me via mi mismo arrastrando un ramo de flores sucias por el camellon de una sucia calle, quiza la culpa es del gobierno, quiza la culpa es de la maldita que por no llegar, me colmo de locura la ultima arteria por la que fluye mi sangre cafe.
Arrastro el ramo de flores, y con los petalos voy dejando trozos considerables de aleluyas y amenes. Tan amenos todos ellos, los que me miran y los que se ahorran su lastima y sus oraciones, me acaricio los labios con un cortauñas oxidado y roto, como casi todo lo que poseo, incluyendo mi hediondo corazon.
Mi saco marino se deitene a la fragante dulzura de la luz debajo de un puente, ahora me arrastro todo yo hasta llegar a la orilla del rio, para despues ahogarme en un grito inmenso de celos o que se yo. Cierro detenidamente los puños inconciente de la rabia armonica que sumbaba en mis oidos, como un pianillo de cola.
Como de no conocerme me aferro al frio y palido poste de luz que se apiada de mi briaguez, y es mi baston y amigo durante un rato, mientras escucha la historia de mi vida se postra sereneo entregandome la paralitez de su ser inherte. Para corresponder a su gesto de amistad, decido vaciarle un poco del vino que aun llevo dentro, algo de whisky, algo de cognac.
Una vez vacio, de historias, de alegrias, de amor y de vino me postro a la magnanidad del brillo oscuro que el rio, en su gurutal canto de estrellarse con las rocas, me ofrece. Saco de mis ajustados vaqueros mi oxidado y querido corta uñas.
En el mas cuidadoso de los intentos por no ensuciarme los ojos, alejo de mi el ramo de flores y me coloco sobre mis tobillos lastimados, tiro de la lima del corta uñas cuidadosa y elgantemente, fijo mi mirada en algun astro que desde aqui no miro, manchas azules, grandes manchas azules en un techo infinitamente blanco, con la mano izquierda señalando al frente me coloco en la muñeca mi plateado corta uñas y su lima por delante, y el espectaculo comienza a la flor de la luna nueva. ¿El desarrollo de la embriaguez al grado del suicidio con una lima de un cortta uñas ? Es mas que eso, es un acto de amor a la vida, no me privo de ella, ni tampoco aquellos que lo hace con navajas, ni me odio como ellos, ni odio al mundo, simplemente no lo entiendo y quizas sea por no esforzarme demasiado.
Despues de largos y intentos miro mi piel rasgada, hinchada y harta de esperar la fluidez de la sangre, quiza nunca salga, ese es su lugar y eso es todo lo que sabe hacer... fluir. Pareciera que ahora todo esa terminado, recuesto la cabeza sobre el escaso cesped que queda en la amontonada tierra bajo mi espalda y termino desmayado, acumulando de nuevo pretexos para la proxima vez que lo intente.
Sueño, cansancio o prudencia. No es lo mismo.