11.25.2008

Una aguja. Un pajar.

-Es que habla mal de ti.
-Ah.
-¿Como "ah"? ¿Es todo lo que tienes que decir?
-Pues si.
-Pero pareciera que no estas haciendo nada nunca.
-Pues se equivocan. Tu lo sabes.
-Si, y sin embargo, parece que no te importa.
-Pues no.
-Fuera de mi oficina.
-O.K.

Él siempre llevaba las manos en los bolsillos del pantalón. A todo el mundo parecía molestarle aquello. ¿Que tenía de malo? ¿Que querían que les dijera? Ellos no tienen una sola razón para ser así de molestos y sin embargo, quieren que a los diecisiete años el muchacho tenga una para hacer algo tan común como llevar las manos en el pantalón. Que mas daba entonces, ya estaba camino a casa.

Siempre camino a casa, a alguna casa. Llevaba ese aspecto de siempre, de muchacho tímido y seguro. Con esa ansiedad, ese querer estar siempre en otro lado. Por eso nunca se detenía, si llegaba a alguna esquina en la que no fuera posible cruzar, caminaba un poco a la otra acera, o doblaba para agarrar otra calle. Estar detenido no era algo que el hiciera bien, siempre con las manos en los bolsillos.

Llegó al parque, y ahi estaba ella, sentada, leyendo, adorable. Él nunca había prestado atención, pero ella siempre sonreía. Siempre estaba ahí hasta que se iba la luz. El seguía con ese paso calmado, constante hasta estar a un par de metros de la banca donde se sentaba ella. Se puso de pie y le obstruyo completamente el paso por la acera.

Él quiso moverse a la derecha. Pero ella lo hizo también. Le estaba haciendo tremendo frente con una sonrisa delicada y hermosa como el aullido de un lobo en medio de un tienda departamental. El se movió a la derecha. Ella también.

-Disculpa.-dijo ella.
-¿Perdon?- Y sacó las manos de los bolsillos para quitarse uno de los audifonos.
-Hola.-Ella saludó.
-¿Hola?- Sus manos habían vuelto a su sitio habitual.
-Si. Hola. Lo usamos en esta cultura como un saludo.-
-¿En serio? - Ella sonrió una vez mas.
-Te acompaño.-
-No tienes idea a donde voy.
-Por supuesto que si. A ningún lado en especial.
-Eso no tiene sentido.
-Ni tu tampoco.
-¿Que es lo que quieres?-
-Lo mismo que todos.-
-Yo solo quiero que me dejen en paz.
-Eso es lo que todos decimos.

Se quedaron ahí viéndose. Él no entendía una sola cosa de aquel ser humano que tenía enfrente suyo, que no le dejaba seguir. Que le molestaba. Que le hacía sentir tan bien.

-¿Entonces?
-Entonces, no se que es lo que quieres de mi. Mucho menos si te lo puedo dar.
-Seguro que si.
-Pareces extraña.
-Eso he escuchado. ¿Porque llevas las manos siempre en los bolsillos?
-Porque ahí están bien, es un buen lugar para estar.
-¿Hablas en serio?
-Por supuesto.
-Pues no te creo.

Y ella llevo su mano derecha, delgada y torpe hasta la bolsa izquierda de su pantalón. El mundo se tambaleo por un rato y dejo de escuchar, para solo sentir, y sentir. Cuando él volvió ellos ya caminaban, por la misma acera de todos los días. Él tenía tres manos en los bolsillos y la extraña sensación de que daban vueltas en circulos desde hacía ya miles de años.

-¿Sabes? Todo esto es nuevo para mi.
-Esto debería ser nuevo para todos.

Caminaron a ningún lugar en especial, y fueron infelices para siempre.

we have the music

you told me again you preferred handsome men

but for me you would make an exception

Tea and Oranges


And just when you mean to tell her
That you have no love to give her
Then she gets you on her wavelength
And she lets the river answer


And Jesus was a sailor
When he walked upon the water
And he spent a long time watching
From his lonely wooden tower
And when he knew for certain
Only drowning men could see him

11.19.2008

Лебединое Озеро vs The Nutcracker


Yo estaba pensando en una canción de Lee Hazlewood cuando el profesor me pidió atención.

Fije mis ojos en él.

Él asintió con la cabeza y siguió.

-Por último quiero contarles una historia.- dijo con una sonrisa que se asomaba debajo de su bigote de Nietzche.

Aquello se ponía aburridisimo y saque de mi chaqueta, un botellín de metal medio vacía de whisky, le di un buen sorbo y me rasque la cara.

Yo no podía volver a salir al baño a fumarme otro cigarro, acababa de volver de ahí.

Así que resignado lo escuché.

-Hubo una vez, en un jardín de niños, un grupo que para festejar a sus padres decidieron llevar acabo una obra teatral, un musical para ser exactos. Uno de Tchaikovsky.-

Yo solté tremenda carcajada.

-De que se ríe compañero?-

-De nada profesor, es que falta ser sopencos.-

-Compañero déjeme terminar quiere?.

Yo no quería sin embargo esta vez fui yo quien meneo toda su cabeza para ahorrarme el si, y dar paso a un trago más de mi pachita.

Mire sonriendo a mi arlededor, pero todos parecían prestar mucha atención. La gente que presta mucha atención nunca presta mucho dinero.

Él siguió.

-Se prepararon un par de meses.- "Yo me hubiera preparado un par de tragos" pensé "pero aquellos niños eran unos ineptos". - y cuando por fin llego la fecha, todo salio mal.-

Algo dentro de mi se movió, dio vuelta a la izquierda, giro en espiral, golpeó todas las paredes de mi caja torácica y salio por mi boca. Una escandalosa risa que pude contener segundos después que lleve ambas manos a mi boca.

El profesor me miro por encima de sus anteojos cuadrados, eran los anteojos mas cuadrados que había visto yo, soltó tanto aire por la nariz que parecía que su bigote iba a salir disparado a ahogar a algún compañero, pero eso no sucedió. Sin embargo el continuó.

-Cuando terminado su fallido intento de llevar a cabo tan difícil tarea, les preguntaron porqué lo habían hecho. ¿Saben lo que respondieron los niños?-

Inmediatamente el prof. me miro, pero no para que respondiera, sino para que no lo hiciera. Yo ya tenía una respuesta. Ellos habrían respondido "Porque somos lindos e imbéciles, y se nos perdonará cualquier cosa que hagamos, somos como mujeres. O peor, somos como italianos." Pero no.

Nadie respondió y era eso exactamente lo que el profesor quería. Así, satisfecho respondió él mismo.

-Porque no sabíamos que no podíamos.-

Que barbaridad, que sarta de cosas decía el señor. Pero algo había de verdad. Para ser sincero mucho había de verdad en aquello. Después de pensarlo un poco me di cuenta de cuan bonito era pensar así. Sonreí y le di otro trago al botellín, que estaba casi vació ya. Que feliz era ahora.

Concluyó el profesor:

-Por eso, citando al viejo y sensual David Bowie, "hagan todo para que parezca improbable"- yo sonreí aún mas, sobre todo porque a dos bancos de mi vi a una compañera que tenía cara de no saber lo que significaba la palabra "sensual", me pareció muy simpático. - y ahora que se gradúan de tercer grado de kinder, este jardín de niños "Nunca de los nunca, jamas de los jamases" espera lo imposible de ustedes. Pueden irse.

Yo termine de anotar la frase en la palma de mi mano.

Termine también con el whisky de mi botellín y mire a mi alrededor.

Mis compañeros seguían ahí tratando de entender, el profesor ya había salido.

Uno de ellos se picaba la nariz.

11.18.2008

Come over to the window, my little darling.

For now I need your hidden love
Im cold as a new razor blade

You left when I told you I was curious
I never said that I was brave.

11.11.2008

Clouds in Hell


¿Porque no te vas al infierno?
De donde saliste.
Donde prometiste que me ibas a llevar.
Contigo para ser feliz.

Caminando, un pie seguido de otro.
Tropecé con un niño que miraba al cielo preguntándose si habría nubes en el infierno.
Me pareció irresponsable y se lo hice saber.
Me hizo entender que él no sabía nada. Y nada me hizo saber.
Pero supuse que estaba escuchando. Comencé a explicar, como quien de verdad sabe, que en el infierno muy probablemente habría estaciones de gas, pozos petroleros, desempleo, ácaros de polvo, burócratas del IMSS, jugadores de fútbol, actrices de telenovela, y que después de un rato de verían cuan cómodo lugar es para existir, e inventarían las divisiones políticas, la cultura, la civilización, las armas, la moneda, la locura, el estándar e inventarían Vietnam, el Congo, el canal. Y con seguridad no faltaría el chiquillo insolente que por pensar tonterías me haría tropezar inútilmente.
Le pedí como un amable favor que pusiera los pies en la tierra.
Me miro. Me preguntó que venía pensando.
Lo mire. Le respondí que pensaba en sí estaría bien preguntarle si tenía un cerillo para encender mi cigarro.
Sacó un encendedor largo y negro, lo estiró.
Fume.
Una nube espesa y tosca salió de mi boca.
Nos quedamos ahí mirando como subía al cielo.

11.05.2008

Cajita feliz.

Él trabajaba en una transnacional de comida rápida.
Ella también.
Él era el gerente del turno de la tarde.
Ella era la conserje y era su madre.
Un día ella asistió al funeral de su marido.
Un día él tuvo que despedirla.

11.03.2008

Here on the ground I lie

i cannot hear a sound as i die

it may be true that i lied


broke a promise that i tried
but my heart no longer beats