7.18.2008

Sinceramate (Nada que hacer)


Diccionario Inglés-Español, Diccionario de Sinonimos Larousse, Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, Compilación de Obras Completas de Mark Twain. Todo en la mesa de noche, a su lado una lampara de luz sumamente dura y un cenicero que misericordioso alberga no mas de doce bachichas, algunas ya con cicatrizes de otros cigarrillos que intentando devolverles vida no han mas que empeorado la estética de su muerte. Entre la base metalica de la lampara y el cenicero de vidrio moldeado flojamente, esta un solitario, trizte y bien escogido cigarrillo, intacto.

Fuera de la habitación la ciudad no duerme en absoluto, si son las doce del día. Sin embargo el movimiento es casi nulo, apenas se ven cruzar niños chamagosos y mugrientos corriendo unos detras de otros. Es un barrio de clase media alta, aunque para ser sinceros esos barrios ni si quiera existen, ese estrato social es una estrategía mercadotecnica para que familias de clase baja aspiren a cosas lujosas que tardaran generaciones en pagar, sin hacerles pisar el suelo mojado de su pobreza en el que podrian ahorrar y vivir de una manera menos apretada. Pero, que podemos hacer cierto? Porque, que es el hombre entonces sino ese manojo de esperanzas idiotas que le hacen ensanchar sus pulmones?

Asi que bien podemos estar en New Orleans, en Caracas, en Tangamandapio, en Tokio, en Salsa Verde. Y bien da lo mismo para el cenicero, para la lampara, para la ventana abierta, pero nunca para el sediento, seco y bien forjado cigarrillo que esta junto a la cama, a perfecto alcance. Bien da lo mismo tambien para Tomás, porque asi llamaremos al nuevo objeto ornamental que se sostiene recargado en el marco de la puerta, con 1.78 metros de altura, con el cabellos castaño, con los ojos brillantes, grandes y redondos, con aliento alcoholico, con la nariz puntiaguda, con un vaso de licor en su mano derecha, con un cigarrillo en la izquierda.

Y bien da lo mismo si se llama Tomás, Saul, George, Rene, Jean, Frederich, Makoto o Tomás. Esta ebrio y odioso. Esta mirando, eso cree, por la ventana. Tiene ganas de escupir, pero abajo juegan los niños, el futuro, los dueños del mañana. Lo que también es una mentira, porque el mañana para empezar ni siquiera existe, y si existe en esos niños que no son capaces de, sin nuestra ayuda, amenazarse cada que quieran intentar los errores ya cometidos, los de hace cien mil años, los de hace cien mil muertos, los de hace cien mil armas y guerras y pendejadas. El futuro si existe, pienso sinceramente, existe en las manos de los que estamos, de los que estabamos ya antes, de los que vamos a seguir estando por pura mala suerte. Nada de mitos, nada de supervivencia. Existe la vivencia, a secas y la majadería. Pero al final ¿no es esa necesidad inmoderada de saber tan barbara como el odio a este veneno del conocimiento?

Ahora al filo de la cama. Ahora al filo del llanto. Desdobla su brazo y lo vuelve a doblar dejando el vaso de plastico besando sus labios mordidos y sangrientos. Prometo que no tengo un problema de bebida, excepto cuando no puedo conseguir una. Esta en ropa interior. Tiene un nuevo cigarro en la mano, que despide un humo quieto y silencioso. Se lo lleva a la boca y mientras suelta al victorioso ejercito gris que le atraveso ambos pulmones, mira perdidamente el cigarro que arrogante se posa inmisericorde sobre la mesa idiota. Mira perdidamente con los ojos rojos, con la nariz roja, con los dedos rojos, con las uñas rojas, con la etiqueta roja. Semidesnudo. Semivestido. Su cuerpo venudo apenas hace dobles sobre el colchon, sobre las sabanas delicadamente dobladas. Su bello en la cara quisiera contarnos 36 años de existencia, sin embargo yo que les puedo contar, les digo que en verdad el apenas pasa los 22.

El vivía ahí, cuando vivía. Y lo hacía por y con una muchachita a la que podemos llamar María, Joselyn, Adreu, Charlotte, Ann, Kasumi o María. Y se llamará como a usted le moleste menos. Pero maría y Tomás vivían ahi. A los caotrce años se tomaron de las manos, tomaron sus cosas y tomaron whisky y partieron. Y se partieron. Y llegaron. Y vivían. Y bebían.

Nadie nunca los busco, no porque a nadie le importaran, sino porque no existían, y al mismo tiempo existían en cada hombre, en cada mujer, en cada niño, en cada edad. El mundo lo entendió. Se escrbieron cuentos y canciones, se pintaron muros. Y eran felices. Porque aunque sabemos que eso es humanamente imposible, porque sabemos también que algún día ella le mentiría, el estaría ebrio y ella enfadada, golpes y gritos, y bastardos y abandonos y mierdas. Sabemos que el quisiera ya salir del trabajo para llegar a casa y querer volver al trabajo. Se odiarian, se dejarían, se vaciarían. Se aventarían, se abrazarían y se volverían a gritar.


Sin embargo no hay nada que podamos hacer si es la infelicidad la dueña de esa busqueda que deja tranquilo el instinto de querer estar en paz, el intestino de querer seguir en guerra. Si no como es pues, que estamos con personas equivocadas, con malas compañias, con trabajos mal pagados, votando por gobernadores imbeciles, por que como preguntaba el joven de la esquina, ¿No escogiste pues tu a la gente equivocada o fue mas bien que la gente equivocada te escogio a ti?


Ella ya no esta. Ella salió, porque estaba dentro y porque quizó. Y no volvió, porque afuera estaba mejor, o porque no pudo. Pero ella esta muerta. El ya esta acostado y el vaso ahora hace compañia al maldito cigarro que burlon se mueve bailando cada que el vaso golpea la madera escupiendo junto a él. Eran malos, muy malos tiempos. Ellos apenas tenían como comer. Y ella trabajaba en una salchichoneria o en una tienda de zapatos o en una estación del tren. Él era un obrero, y eso es igual en donde quiera. No existía la diferencia cuando desnudos uno frente al otro se tocaban los rostros y se sonreian, y ambos eran igual de pobres, igual de afortunados e igual de millonarios. Ahora solo quedaba él, y sin embargo le agrada la idea del accidente automovilístico, del ebrio irresponsable y negligente que lloró antes que él frente al cuerpo muerto de su joven de 21, sin embargo puede que ella lo engañara, puede que ella no haya muerto, puede que ella fuera quien atropellara a alguien y huyera, y puede y pudo y fue. Y eso si no lo se decir, porque maneras para el abandono hay tantas como peronas en el mundo, pero razones solo hay una.


Y piensa Tomás que esta es la verdad, y que Maria lo amaba. Pero entonces, en los malos tiempos, pensaba que volvería y a él solo le quedaba ese cigarrillo, entonces indefenso y delicado. Y lo guardó, porque al volver ella, tendría algo para fumar despues de hacer lo que los jovenes amantes hacen.

Sin embargo no seamos dramaticos, ni seamos romanticos, ni nos dejemos engañar por el muchacho que esqueletico deja caer sus lagrimas engañosas por sus palidas mejillas. No se deje conmover por su cuerpo temblando, por su mirada perdidisima, ni por su cigarro consumido entero sumando 22 bachichas en el cenicero. No sea ingenuo y ridiculo, no crea en la sangre seca ni en el cigarrillo. Sí Tomás unicamente lo conserva porque sabe que una buena noche conocerá a una mujer, una de verdad, que se dejara convencer y entonces si. Para ese día estará preparado y no le hará falta algo de fumar despues del quehacer. No podemos hacer nada, porque bien sabemos que es humanamente aceptable aferrarse a la esperanza cierto? No repugna a la razón la idea de encontrar el amor de nuestras vidas, ganar la copa del mundo en el torneo de lanzamiento de papitas, morir joven, tener mucho dinero para comprar cosas que a nuestras amistades mas íntimas les gustaría tener pero nunca lo van a conseguir, y todo ese repertorio de cosas que nos hace seres completamente humanos. No deberiamos pues, de anteceder un signo de interrogación o porque aferrarse a un sistema nuevo que ni si quiera es tan efectivo como el antiguo? No deberiamos pues de dejarnos de sarcasmos, de acideses estomacales, de corrosividad lingüistica y caligráfica, para ir al grano y dejar de decir "te amo" para decir algo como "me parece algo sinceramente favorable que tu y yo pasemos a tener el coito porque me pareces anatómicamente un ser humano con quien me gustaría estar al menos un rato para calmar la hormona correspondiente a mi sexo" o en el mejor de los casos "resulta interesante lo favorable que economica, social y politicamente sería que tu y yo contrageramos matrimonio. Te parece?" Yo sinceramente apesto. Como apesta el y ella y todos. Porque sinceramente es natural que tengamos un olor y aunque el olor sea socialmente "aceptado" o en su defecto, "bueno", cuando se apesta, se apesta. Pero que puede uno hacer, cierto?

7.15.2008

Cohen's Code

Que nadie sienta ni dolor ni pena.
Que nadie sienta nada.
Que no se sienta ofendido.
Ella tenía la inspiración de la hierba cuando arde.
La experiencia del café.
La sabiduria del whisky.
Pero él entendió desde el mas puro principio.
Y se resignó.
No encajaba y no lo intentaba.
El, famélico.
Ella, buen carbohidrato.
Los amigos felices y matematicos.
Festivos todos renunciaron, los unos a los otros.
Hilarantes todos se extrañan, los unos a los otros.
Así que si uno se aleja, por ende el otro también.
Y esta fotografía dibuja a alguien que se parece a ella.
Y la parte borrosa, esa se parece a mi.
Él apareció de pronto.
Tan de pronto que ella no lo recuerda.
Tan idiota que el mundo se rió.
Se rió de la plata.
Y del oro.
De su mala suerte.
De la santa muerte.
Fue la hora del mostro.
Apatico.
Patetico.
Ocho ojos.
Dos pares de anteojos.
Dos narices.
Mil heridas.
Dos mil risas.
Diez mil odios.
Largas alas, largas charlas.
Todo muerto.
Sin dolor, ni pena.
A merced del viento idiota.
Condenada la mala hierba.
Alimentado por musica del sur y whisky.
Espera el momento.
Espera más.
Espera que el viento...
No puede esperar.
Aún no puede brindar.
Salud.
Leonardo.
Por el renacimiento.

7.07.2008

Green Grass

Descansa tu cabeza donde solía estar mi corazón.

Describeme el cielo.

Acuerdate cuando tenías esa mala costumbre de quererme.