1.27.2006

Pensé

Mi lugar de trabajo se encuenra en una zona de la ciudad que esta literalmente en construccion, es decir, esoy rodeado de gente interesada en revistas vaqueras, modelos (en lata) y coca colas. Mi oficina esta en un quinto piso de un edificio que tiene apenas unos 25 años aproximadamente, enfrente de eset se esta construyendo uno de 20 pisos, a la derecha se esta construyendo otro de 15 pisos, y a unas cuadras esta construyendose un paso desnivel. La cuestion es que cada que voy a tomar el autobus debía caminar por la acera del edifcio en construcción de enfrente, y pues los honrados trabajadores que me observaban desde los pisos superiores tenían varios días chiflandome y gritandome piropos desde arriba, paso generalmente a la hora de la comida y a la hora de salida.
Uno de esos días sabados en que trabajo medio día como ellos, salí y camine com ode costumbre a tomar el camion, con mi camisa planchada y mi corbata bien anudada al cuello, ellos viendome desde arriba, ya me había acostumbrado a escuchar sus alaridos como de perros hambrientos por eso no se explicar que fue lo que dijeron antes de que sucediera lo que sucedió. Del cielo cayo esporadicamene media torta, no se decir exacamente de que era, o que tenía adentro pero era una torta, un bolillo y especies dentro, de eso nohabía duda, acababa de caer justo a mis pies, quiero pensar que ese era el objetivo, que aterrizara frente a mi y me diera cuenta de que es lo que come "la gente como ellos", en ese preciso instante abri los oidos al olor de concreto que llegaba a mi nariz y entendi justo esas palabras "para que comas lo que come la gente como nosotros" añadiendo adjetivos tan folkloricos a los que estoy tan acostumbrado, como a las tortas, como al lugar donde vivi 18 años de mi vida, mis mejores 18 años donde comíamos a veces con menos que eso, enjarrando paredes, mi amigos y yo para poder comprar cervezas, para impresionar a Susy y a Dianita, pobrecitos nosotros, con tan poca edad y con tantas ganas, como ellos ahora los veía y me recordaban aquellos muchachos delgados y presuntuosos.
Al pensarlo mejor creo que no intentaban que lo comiera, hubieran preferido que subiera al camión con el en la cabeza, embarrado en toda la cara, sobre toda la ropa. Risas glamurosas con palabras afinadas tales como "pendejo", "puto" y millares de sinonimos fueron despaareciendo a mis oidos sosrdos de nuevo, salet aquel pedazo de disgusto artistico que estaba a mis pies, no sin anets haber revisado mis zapatos para el gusto de los obreros que reían y grittaban ahora con mas fuerza, pero con la misma falta de sentido.
Segui por mi camino con el mismo paso indeciso con el que sali de la oficina, con el mismo cigarro encendido, pero mas corto, pulcro en mis ropas y mis zapatos, era mas increible que cierto, pero asi segui sin levantar la cabeza, sin la mas minima expresión de repulsión u odio, sin la sensación de haberles hecho algo alguna vez algo, pero yo pensaba como ellos pensaban, y los entendía. Solo había una cosa que quedaba como enferma en mi cabeza dando vueltas desesperadas. Pense:
"Ojala que nunca, por nada del mundo a sus hijos les falte ese pan que han querido aprovechar sabiamente haciendome pensar,´poniendome a reflexionar, poniendome a pensar. Ojala de verdad nunca les falte la leche en sus casas y les sobre las cervezas, ni les falte el amor y les sobren las mujeres, ni les falte la educación y les sobren las escuelas, ni les falte la paz y les sobren las banderas y los partidos de las chivas, ni les falten la luz y les sobren las televisiones, ni les falte el agua y les sobren las fiestas de quinceaños, ni les falte piedad y les sobren los crucifijos." Pense, pense y sirvió: Gracias.

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