9.29.2005

El Cheerleader de los Condenados


Le vendí mia alma al diablo, a cambio de una mujer, una caja de cigarros, un par de cervezas y un silbato. Y creo que valió la pena, porque aun tengo el silbato. Y es tan divertido que aveces invento un ritmo y empiezo a tocar y tocar, mientras golpeo mis piernas con las palmas de mis manos, ademas, de que puedo tocar ininterrumpidamente al rededor de 24 segundos, que es lo que aguanta el aire saliendo de mis pulmones. Eso sin tomar en cuenta que cuando voy al estadio (a ver los aburridisimos partidos que no me llaman la atencion en lo mas minimo), ¡Soy la sensacion! ¿Lo demas? Aaahhh... pues la mujer se marcho con un corredor de bolsa que tenía un auto mas rapido que el mio, ¿Mis cervezas? Pues una me la tome toda, toda, toda... y la mitad de la otra se derramo sobre mi cama, mientras aprendía a tocar el silbato, como mi mujer se encontraba descanso se molestó, luego ella se enfadó, tomo mis cigarros y los avento al inhodoro sin ningun cargo de conciencia, me dijo hasta de lo que me iba a morir, tomo las llaves del coche y se marcho.
Aahh pero que bien nos la pasamos, que divertido fue, todo tan romantico, las 2 horas 37 minutos que duró.
Pero como soy un hombre afortunado y de buenas decisiones, aun conservo el silbato, lo llevo conmigo a cada lado que voy, a vecez hasta juego a que soy oficial de transito,¡Es padrisimo mi silbato!¡Lo quiero mucho!
Quiza algun día, cuando me este pudriendo de dolor en el infierno, sonare mi silbato y jugare ser el cheerleader de los condenados.

No hay comentarios.: