9.30.2005

Cuando Amanezca


De repente el fuego acumulado en la garganta, se volvio viento, se volvio vino y lo tragé. Lo digerí por no gritar, por no gritar que no estoy loco. Que el loco es el mundo, que arde en llamas y se enfria de repente, cuando el hombre calla, cuando el hombre llora, y la mujer se arrodilla a su orilla para entregarle un centavo de amor, un centimetro de cielo. Anhelo el día en que amanezca de repente siendo luz, entrando en las ventanas rechinantes de lugares perfumados, con aroma de amores, con aroma de viento, de cristal. Animal de días, de noches rencuentros y discrepancias, desvarios, mares malnavegados, sin surcar. Me he tragado el fuego, a manera de palabras, a manera de vino, de gotas... de lluvia. Ya cayó la noche, y por eso me trago mi fuego, porque no es bueno dormir con el ardor en la garganta, quien sabe cuantas verdades pudiera escupir, cosas que lo conveniente es que nadie se queme con ellas, ni que huelan el humo... ni siquiera humo. Solo se que es un trago amargo, pero es de esos sacrificios, que ser bestia trae consigo, me duermo con la conciencia limpia, sabiendo, que cuando amanezca me volvere dragon de nuevo.

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