7.11.2012

Hamartia





Lo recuerdo todo. La oscuridad mi vieja amiga rompiendome la espina. Mis manos vacías incapaces de deleitar en lo absoluto, caminando solas para la eternidad entre los poros de la tierra. Las personas, todas, alzaban sus brazos en todas las direcciones del universo. El espacio es un lugar muy solitario. Desde lo mas alto de mi corazón deseé el descanso que habita entre tus pechos. A lo lejos se alzaba un huerto desde el qué rezaban los huisapoles tembolorosos  ¿Y que diferencía hacía? Intenté guardar todas las cosas que había hecho y hacerte sentir orgulloso ¿Y que diferencia hacen? Intenté lo mejor que pude. Intenté en vano. Robé el nuevo testamento y lo aprendí de memoria de atras hacia adelante. Descompusé mi refrigerador y lo arreglé de regreso. Descolgué mis treinta telefonos que no suenan e hice arder todos los puentes que había cruzado. ¿Y que diferencia hacía? Todo roto, me hice a un lado como perro muerto en carretera. Con la mala voluntad en las manos me eché a dormir en los brazos de Judas. Erase una vez un pueblo. En el pueblo una casa. En esa casa una mujer. En esa mujer un corazón, que voy a llevarme un día, cuando me large de aqui. Se escucha el rascar de la barba.

Qué lejos estan todas las cosas, y tú frente a ellas, guiandolas con el sonido de tus flautas. No te sientas mal por mi- decías- profundo, en lo más de mi corazón, realmente quiero largarme. ¿Donde estan todas las cosas cuando las necesito? ¿Donde esta el insomnio cuando lo necesito? ¿Donde estan mis dedos? ¿Donde esta tu corazón que aprendió a matar? Tu corazón jardinero que debio arancarme desde el principio cuando aún servía, cuando era bueno. Tu corazón que figura más un cazador, esperando a que peque para, solo entonces, matarme. Y no lo culpo. Soy escéptico a la culpa y a las palabras. Pero creo en la contrición y en la contradicción. La adicción. La dicción. Zion. El monte abre sus brazos desnudos a mi violencia apestosa a sobriedad. Cierra los ojos tú, a mi calma ebria que muere por posar sobre ti como leonas cansadas de masticar. La ausencia es toda la realidad que me queda, quemada por las marcas del pantalón en la cintura gorda. No hay nada mas irreal que tú cuando no estas, que es casi todo el tiempo. Ni nada mas detestable. Erase una vez un pueblo. En el pueblo una casa. Es la casa mas horrenda, pero ella no se da cuenta. En ella hay una mujer, pero ella no se da cuenta. En esa mujer un corazón, pero ella no se da cuenta. Es el corazón más horrendo, que voy a llevarme un día, el día mas hermoso, cuando me largue de aqui.

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