10.23.2012

I: Siberia



-Debo irme a duchar, beber, drogarme y dormir, para mañana regresar al infierno.-
-Que es la vida.- respondió ella.
-Sin ti.-pensó él. Pero dijo nada en absoluto. Ella ya había colgado.

Su vida, por mas insignificante que parezca, era la unica que tenía, la más importante, la unica que alcanzaba a recordar. Un palacio digital.

Al día siguiente no logró levantarse. Se reportó enfermo. Sus superiores en la oficina no le creyeron por supuesto. Lograron disimularlo lo mejor que les fue posible. Dedicó el día entero a limpiar su casa, metiendo en cajas las cosas de su gato muerto. Se cortó todo el cabello. Quería parecer lo que parece la gente cuando la gente misma, la ellos mismos se ve, afeitado y con el cabello corto: una buena persona. Ser tratado así. Sentirse así.

Ya en el salón de clases no consigió sino aburrirse frente al gordo profesor que no paraba con las historias de la tercera internacional y Adolfo Sanchez Vazques, a quien siempre había considerado un completo imbecil, por no decir un pendejo.

-Tengo miedo. Mucho.- dijo él.
-Yo también- dijo ella, -miedo de irme a dormir.-
-Sin ti.- añadió él en su mente. Pero no dijo nada. Ella hacía tiempo que ya no estaba en ningún lado.

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