10.23.2012

III. Grief Point




-¿Te acuerdas de Helga?.-
-¿Helga, Helga?.- contestó ella desde el baño.
-Ajhá.- asintió él con un ruido.
-Si.- rió -forever friendzoned.-
-Forever friendzoned.- repitió él en su cabeza. Pero no dijo nada.

Si tan solo no hubiera deseado tanto. En su cabeza estúpida. Por tanto tiempo. Quizá entonces hubiera sabido cómo actuar. Habían pasado mas de trescientas sesenta y cinco eternidades hasta entonces, y mil etceteras. Mirarla así, sin la presión social, sin el ruido estúpido de las calles, sin la maldita sobriedad. Llevaba aún las rodillas lastimadas, como era su costumbre, para tener algo de que quejarse. Llvaba las marcas del mareo en los dobleces de su piel. Y el sonido guardado de los pasos en el rechinar de la madera entre sus pechos. Oliver destapó de un movimiento la tapa de la coladera. Al mirarla, recordó que se habían gastado la noche hablando de lo hermoso entre la muerte.

-Yo estaba equivocado.- dijo él- Equivocado, equivocado, equivocado. Una mala lectura de la situación.
-¿Cual sería una buena lectura?- ella preguntó.
-La lectura correcta es que no logro entenderlo. En lo absoluto.-
-Canastas de día de campo, llenadas con sangre.-

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